Alírio Ramos
un trotamundo de estas tierras.
Luis Mora Santana
luemos1@hotmail.com
Los pueblos del sur oeste de Carora, valga decir, La Pastora, Pie de Cuesta, El Empedrado, El Paradero, Sicarigua, Centro Agrario Montañas Verdes y hasta Los Arangues, han sentido el trajinar de este caminante, que lleva y trae en el morral, las vivencias de los habitantes de ese gran espacio. Alírio Ramos es un personaje de todos esos pueblos y más allá, porque también pertenece a las Sabanas de Monay; es de Sabana Grande, allá donde Benito Mambel siempre lo recibe, es de La Cuchilla, de Cuicas y Puente Villegas, de Cerro Gordo y Parajá y de todo esa área de influencia del Central La Pastora. Aunque, si nos referimos al lugar de su nacimiento hay que decir que, Alírio nació en Pie de Cuesta un 14 de abril de 1920, hijo biológico de Aquilina Ramos y de afectos de Lucinda Álvarez.
Alírio tiene una historia de vivencias que bien pudieran ser contadas en cuentos y novelas, y su propia vida es un anecdotario. Antes de abrirse la carretera Trasandina ya caminaba por el camino de Carora a Pie de Cuesta por Las Veras y Cieneguita. Vivió el acontecimiento que presionó para que de la hacienda Boraure se desprendiera de una parte para constituir las tierras de La Cooperativa (1936) proceso orientado por Ambrosio Oropeza Coronel. Más tarde, cuando se construía la carretera Panamericana entre 1945 y 1948 también participa como jornalero. En la década del 50 se encuentra junto a Heriberto Arroyo en la lista de hombres que comenzaron a romper las montañas de El Paradero. La inquietud de hombre que nunca está conforme con lo que hace y desea ir más allá lo lleva a estar en los momentos cuando El Centralito se alargaba los pantalones trapicheros y se instala en la factoría que hoy es El Central La Pastora (1952). De allí recuerda y así lo cuenta, el hacer de hombres como Natividad Medina de Sicarigua y así como del viejo Central que fundó don Pablo Riera en ese poblado en Julio de 1938, instalado por el ingeniero José Bustamante..
¿Pero cuál era el oficio de este hombre?. Pudiéramos decir que Alírio se convirtió con el tiempo en un arquitecto criollo. Sí, es el personaje de los caneyes y de la palma. Como nadie sabe el oficio de alarife de estos bohíos nuestros, sabe de la madera que debe usarse y de cuándo debe cortarse y de cómo debe instalarse. Sabe de la palma y la caña brava y dónde conseguirlas. Los caneyes que Alírio hace, seguro que no se mojan y no necesitaron nunca la antiestética lámina de zinc que muchos le colocan por encima del caballete. De manera que Alírio se hizo docto de caneyes y los llevó a los patios del central, a las casas de Carora y Barquisimeto e hizo sentir la delicia del campo a muchos citadinos que colgaron una hamaca en su estructura.
Siempre cuando se le pregunta dónde trabaja, dice que en El Central La Pastora, aunque nunca haya formado parte de su nómina. Su trabajo siempre a destajo. Allí conoció a Manolo Riera copropietario del central de quien dice era muy humano, a Ennio Pascolí, un musiú que lo apreciaba, a Martín Orozco con quien a decir de el mismo Orozco, tiene una gran amistad. Con Javier Riera no fue diferente, así como con Miguel Ángel González. La gente del central es su familia y nunca necesitó de carnet o tarjeta para entrar y salir de esas instalaciones. Delgado, con su morral y su cabeza blanca y diminuta vestida con sombrero, su amor y cariño que son elementos que identifican a este hombre que día a día por más de ochenta años recorre los caminos del sur oeste y más allá del Municipio Torres. Salud Alírio.
un trotamundo de estas tierras.
Luis Mora Santana
luemos1@hotmail.com
Los pueblos del sur oeste de Carora, valga decir, La Pastora, Pie de Cuesta, El Empedrado, El Paradero, Sicarigua, Centro Agrario Montañas Verdes y hasta Los Arangues, han sentido el trajinar de este caminante, que lleva y trae en el morral, las vivencias de los habitantes de ese gran espacio. Alírio Ramos es un personaje de todos esos pueblos y más allá, porque también pertenece a las Sabanas de Monay; es de Sabana Grande, allá donde Benito Mambel siempre lo recibe, es de La Cuchilla, de Cuicas y Puente Villegas, de Cerro Gordo y Parajá y de todo esa área de influencia del Central La Pastora. Aunque, si nos referimos al lugar de su nacimiento hay que decir que, Alírio nació en Pie de Cuesta un 14 de abril de 1920, hijo biológico de Aquilina Ramos y de afectos de Lucinda Álvarez.
Alírio tiene una historia de vivencias que bien pudieran ser contadas en cuentos y novelas, y su propia vida es un anecdotario. Antes de abrirse la carretera Trasandina ya caminaba por el camino de Carora a Pie de Cuesta por Las Veras y Cieneguita. Vivió el acontecimiento que presionó para que de la hacienda Boraure se desprendiera de una parte para constituir las tierras de La Cooperativa (1936) proceso orientado por Ambrosio Oropeza Coronel. Más tarde, cuando se construía la carretera Panamericana entre 1945 y 1948 también participa como jornalero. En la década del 50 se encuentra junto a Heriberto Arroyo en la lista de hombres que comenzaron a romper las montañas de El Paradero. La inquietud de hombre que nunca está conforme con lo que hace y desea ir más allá lo lleva a estar en los momentos cuando El Centralito se alargaba los pantalones trapicheros y se instala en la factoría que hoy es El Central La Pastora (1952). De allí recuerda y así lo cuenta, el hacer de hombres como Natividad Medina de Sicarigua y así como del viejo Central que fundó don Pablo Riera en ese poblado en Julio de 1938, instalado por el ingeniero José Bustamante..
¿Pero cuál era el oficio de este hombre?. Pudiéramos decir que Alírio se convirtió con el tiempo en un arquitecto criollo. Sí, es el personaje de los caneyes y de la palma. Como nadie sabe el oficio de alarife de estos bohíos nuestros, sabe de la madera que debe usarse y de cuándo debe cortarse y de cómo debe instalarse. Sabe de la palma y la caña brava y dónde conseguirlas. Los caneyes que Alírio hace, seguro que no se mojan y no necesitaron nunca la antiestética lámina de zinc que muchos le colocan por encima del caballete. De manera que Alírio se hizo docto de caneyes y los llevó a los patios del central, a las casas de Carora y Barquisimeto e hizo sentir la delicia del campo a muchos citadinos que colgaron una hamaca en su estructura.
Siempre cuando se le pregunta dónde trabaja, dice que en El Central La Pastora, aunque nunca haya formado parte de su nómina. Su trabajo siempre a destajo. Allí conoció a Manolo Riera copropietario del central de quien dice era muy humano, a Ennio Pascolí, un musiú que lo apreciaba, a Martín Orozco con quien a decir de el mismo Orozco, tiene una gran amistad. Con Javier Riera no fue diferente, así como con Miguel Ángel González. La gente del central es su familia y nunca necesitó de carnet o tarjeta para entrar y salir de esas instalaciones. Delgado, con su morral y su cabeza blanca y diminuta vestida con sombrero, su amor y cariño que son elementos que identifican a este hombre que día a día por más de ochenta años recorre los caminos del sur oeste y más allá del Municipio Torres. Salud Alírio.
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